El factor masculino en la infertilidad: del seminograma al FISH
La infertilidad afecta a ~15% de las parejas y el factor masculino está presente en hasta la mitad de los casos. Un enfoque correcto inicia con el seminograma y, según el contexto, puede ampliarse con estudios genéticos como FISH en espermatozoides.
Primer paso: el seminograma
El seminograma evalúa parámetros básicos del semen. Criterios de referencia (OMS):
- Concentración: ≥ 15 millones/ml
- Movilidad: ≥ 40% móviles totales o ≥ 32% progresivos
- Morfología: ≥ 4% con formas normales
- Volumen: ≥ 1.5 ml
Alteraciones frecuentes incluyen oligozoospermia (baja concentración), astenozoospermia (baja movilidad) y teratozoospermia (morfología alterada). Aun con seminograma normal, puede haber causas no detectables por esta prueba.
Causas del factor masculino
- Pretesticulares: alteraciones hormonales, fármacos.
- Testiculares: varicocele, infecciones, genética (p. ej., Klinefelter), criptorquidia.
- Postesticulares: obstrucciones, eyaculación retrógrada.
- Idiopática: sin causa definida, a menudo con componente genético.
Factores modificables: tabaco, alcohol, drogas, exposición a calor, ropa muy ajustada.
FISH en espermatozoides: ¿cuándo y para qué?
La Hibridación In Situ Fluorescente (FISH) permite evaluar anomalías cromosómicas en espermatozoides, especialmente en cromosomas sexuales (X, Y) y autosomas 13, 15, 16, 18, 21 y 22.
Qué detecta
- Disomías (duplicación de un cromosoma)
- Ausencias (haploidías cero)
Indicaciones frecuentes
- Oligo/teratozoospermia severa
- Abortos de repetición
- Fallas de FIV/ICSI
- Antecedentes citogenéticos o varicocele
Un aumento en espermatozoides con anomalías se asocia a mayor riesgo de aborto, fallas de implantación y síndromes cromosómicos (p. ej., trisomía 21). El resultado orienta estrategias en reproducción asistida y puede justificar Diagnóstico Genético Preimplantacional.
Conclusión
El seminograma es el estudio inicial, pero el FISH en semen aporta información genética clave cuando el contexto clínico lo requiere. Evaluar ambos aspectos mejora la toma de decisiones en reproducción asistida.